A la escuela que funcionaba en la calle Brown asistía un jovencito que, aparte de recibir la enseñanza secular, también recibe la cristiana. Conoce así al maestro siendo un niño, y se une a los mayores para trabajar en la Obra sin fluctuaciones, como evangelista, enseñador, Pastor; en el periodismo cristiano, en la expansión de las congregaciones .
Pronto es reconocido como sobreveedor (Pastor o Anciano) de la congregación de la calle Brown, que pasa luego a la calle Salta. ...¡Que importancia tienen las escuelas evangelicas!... Alumno primero, amigo y hermano en la fe después, se le ve unido a don Jorge French en múltiples tareas del periodismo y de la iglesia y su desarroyo y expansión.
Texto escrito y puesto a disposición por Sara Nardi Ericsson de Ingledew
Siendo los primeros años de los comienzos de la obra allá por el 1900, a la pequeña escuela que la Sra. Spooner y sus hijas llevaban adelante, asistía un muchachito que con el consejo de su madre, nunca se aparto de la perfecta asistencia y aun cuando fue mayor, sus responsabilidades en la obra aumentaron de manera extraordinaria al punto de ser el pionero argentino, que colaboro en la expansión del evangelio en Rosario y alrededores.
Conoció la obra en Rosario como pocos, ya que dedicó a la misma en calle Salta 2339, mas de 50 años de trabajo sacrificado, con grandes frutos que hoy podemos comprobar.
Don Jerónimo, disfrutaba en especial de las reuniones al aire libre, la que eran de alguna manera las mas expuestas. Con fervor y cargado de un sentimiento de gran emotividad predicaba el Evangelio, que tanto ansiaba hacer conocer.
Gustaba también de exhortar y enseñar, a grandes y a chicos, pero por estos últimos tenía una estimación especial.
El deseo de anunciar la palabra, lo llevo a localidades como; Villa Constitución, Cruz Alta, San Genaro, San Nicolás, Roldan, Colon y otros.
Fomento y participo de las Conferencias Generales, y fue administrador y luego director de la revista El Sendero del Creyente, en la cual vemos un sin fin de notas que llevan su firma y la particular sencillez y sabiduría que lo caracterizó.
Se ocupo que sus ediciones llegaran a los lugares más inaccesibles especialmente en los que no hubiera enseñadores de la palabra.
Conoció y se caso con una señorita hija de extranjeros llamada Elizabeth Van der Groef, quien fue su fiel compañera y cómplice de la pasión por el evangelio en esta ciudad.
Fue sin dudas un privilegiado de la obra en Rosario, estuvo desde sus comienzos, con la bendición de conocer la palabra desde muy joven y vivir una bella época, llena de esfuerzos y dedicación, que hoy podemos valorar, gracias a la tenacidad de hermanos como Don Jerónimo.
El 28 de abril de 1961, su partida deja un profundo pesar y un grato recuerdo en el corazón de quienes pudieron gozar de conocerlo o recibir sus enseñanzas.
Su nombre hoy día se recuerda junto con otros tan ilustres en las lides evangélicas de la Argentina como: Clifford, French, Lear por sus testimonios de fidelidad y constancia por nuestra obra en Rosario y alrededores.
Texto extraido y adaptado de El Sendero del Creyente
Pronto es reconocido como sobreveedor (Pastor o Anciano) de la congregación de la calle Brown, que pasa luego a la calle Salta. ...¡Que importancia tienen las escuelas evangelicas!... Alumno primero, amigo y hermano en la fe después, se le ve unido a don Jorge French en múltiples tareas del periodismo y de la iglesia y su desarroyo y expansión.
Texto escrito y puesto a disposición por Sara Nardi Ericsson de Ingledew
Siendo los primeros años de los comienzos de la obra allá por el 1900, a la pequeña escuela que la Sra. Spooner y sus hijas llevaban adelante, asistía un muchachito que con el consejo de su madre, nunca se aparto de la perfecta asistencia y aun cuando fue mayor, sus responsabilidades en la obra aumentaron de manera extraordinaria al punto de ser el pionero argentino, que colaboro en la expansión del evangelio en Rosario y alrededores.
Conoció la obra en Rosario como pocos, ya que dedicó a la misma en calle Salta 2339, mas de 50 años de trabajo sacrificado, con grandes frutos que hoy podemos comprobar.
Don Jerónimo, disfrutaba en especial de las reuniones al aire libre, la que eran de alguna manera las mas expuestas. Con fervor y cargado de un sentimiento de gran emotividad predicaba el Evangelio, que tanto ansiaba hacer conocer.
Gustaba también de exhortar y enseñar, a grandes y a chicos, pero por estos últimos tenía una estimación especial.
El deseo de anunciar la palabra, lo llevo a localidades como; Villa Constitución, Cruz Alta, San Genaro, San Nicolás, Roldan, Colon y otros.
Fomento y participo de las Conferencias Generales, y fue administrador y luego director de la revista El Sendero del Creyente, en la cual vemos un sin fin de notas que llevan su firma y la particular sencillez y sabiduría que lo caracterizó.
Se ocupo que sus ediciones llegaran a los lugares más inaccesibles especialmente en los que no hubiera enseñadores de la palabra.
Conoció y se caso con una señorita hija de extranjeros llamada Elizabeth Van der Groef, quien fue su fiel compañera y cómplice de la pasión por el evangelio en esta ciudad.
Fue sin dudas un privilegiado de la obra en Rosario, estuvo desde sus comienzos, con la bendición de conocer la palabra desde muy joven y vivir una bella época, llena de esfuerzos y dedicación, que hoy podemos valorar, gracias a la tenacidad de hermanos como Don Jerónimo.
El 28 de abril de 1961, su partida deja un profundo pesar y un grato recuerdo en el corazón de quienes pudieron gozar de conocerlo o recibir sus enseñanzas.
Su nombre hoy día se recuerda junto con otros tan ilustres en las lides evangélicas de la Argentina como: Clifford, French, Lear por sus testimonios de fidelidad y constancia por nuestra obra en Rosario y alrededores.
Texto extraido y adaptado de El Sendero del Creyente