Porque no nos predicamos a nosotros mismos, si no a Jesucristo como nuestro Señor, y a nosotros como Sus siervos por amor de Jesus. 2 da. Corintios 4:5

lunes, 20 de agosto de 2007

DON JORGE H. FRENCH

Nace en Rosario el 3 de mayo de 1875, en una familia inglesa pero no evangelica.
Se radica en Cañada de Gomez y 1890, conoce el evangelio, en las reuniones que se realizan en el Hogar de Marineros de Rosario.
Joven robusto, amante del deporte,participa en la fundación del club Newell´s Olds Boys, y entrena a jugadores de tenis.
Pronto comienza a actuar en la Obra con todas sus fuerzas y vigor, dándole al Señor lo mejor de si.
Trabaja con entusiasmo en la escuela creada por la señora Spooner; mas tarde en la creación de la primer revista evangelica "El Sendero del Creyente", de la que fuera director por mas de 45 años; en la organización de la 1er. Conferencia General del país, realizada en Rosario en 1910.
Canaliza tosa su energía y carácter en función del objetivo que cambiara su vida: el mensaje de Cristo y su propagación.

Seria casi interminable el detallar la actuación de este hombre que marcara rumbos en las asambleas de Rosario, en Buenos Aires y en el país en general.

Pasa a la eternidad a los 80 años, el 10 de junio de 1955.


Texto escrito y puesto a disposición por Sara Nardi Ericsson de Ingledew

George Herbert French


El padre de Jorge French, nacido en el condado de Dorset, Inglaterra y su madre, nacida en Londres, se casaron en el año 1868, y cinco años después llegaron a Paraguay con dos hijos, con el fin de dedicarse a la agricultura. Allí vio frustrado su negocio y se traslado en forma definitiva al pueblo del Rosario, hoy nuestra ciudad, (debemos tener en cuenta que en ese entonces Rosario estaba constituida por pequeñas aldeas independientes) donde nació Jorge, el 3 de mayo de 1875. Ya decididos a echar raíces en nuestro país, el padre toma un empleo en el ferrocarril como jornalero, luego palanquero, guarda y por varios años, jefe de estación en la localidad de Correa. Allí se hizo de un pequeño capital y compro una pequeña chacra.
Jorge aprendió a leer y escribir con la ayuda de su madre y luego cursó la primaria en una escuela del Estado en dicha localidad.
Pero otra vez la suerte les jugó una mala pasada, cuando su padre volvió a perder su negocio y tuvo que radicarse con la familia en Cañada de Gómez, donde Jorge ya mayor, tuvo que desempeñarse como lechero a veces albañil, otras peón de carpintero, etc.
En 1889 retomó sus estudios en una escuela inglesa en esta misma ciudad, pero debido a las intermitencias de su vida gran parte de su estudio fue autodidacta.
Fue en esta escuela que conoció a un Sr. Alberto Martín, quien lo guió y fue su amigo durante toda su vida, quien murió a la avanzada edad de 90 años.
Por ese entonces Jorge pasaba por una notoria crisis espiritual. "Mi camino en ese entonces era descendente" era su propio testimonio.
Pero en esos momentos el Sr. Martín tuvo una gran influencia sobre el joven.
Fue ahí que se presento en el pueblo el Ejercito de Salvación, y Dios quiso que fuera el medio por el cual Jorge French conociera el evangelio en el año 1890.
En 1892 ya en Rosario, y con la ayuda de sus amigos, logró conseguir un empleo concedido por el director del Colegio Comercial Anglo Argentino del Rosario, don Isaac Newell, como celador. Allí tomo mayor respeto al estudio descubriendo su inclinación por la docencia de primarios.
Sin embargo tras una circunstancia inesperada, su vida laboral cambio rumbos, aunque no así su vocación, no obstante tomo un empleo en una empresa de ferrocarril, en Rosario mismo.
En el transcurso de tiempo ya había fundado un pequeño club de fútbol, el conocido "Newell Old Boys" y en Uruguay fue instructor de tenis de una muchacha que luego fue campeona en Montevideo.
Ya se había convertido en un próspero hombre de negocios, honrado, laborioso y versátil, cuyo pensamiento respecto a las empresas había sido las palabras de su madre: "El hombre diligente, nunca debe fracasar"
También como cristiano era un hombre intachable, integro en su carácter, al que no se podía sobornar, ni desviar en lo que respecta a la lealtad en los negocios, consciente y sin remordimientos delante de Dios y los hombres.
El mismo Dador de tantas dotes y capacidades fue a quien él consagra entonces las mismas, siendo conocedor que lo que venía de su Señor, dueño tenía y debía ser dedicado con todas sus fuerzas a Él mismo.
Jorge entonces pudo hacer un ejemplo vivo de lo que el apóstol Pablo dijo: "Os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos a Dios en sacrificio vivo, santo, agradable, que es vuestro culto racional...".
Ya en la dirección de la Escuela Dominical, fue un maestro eficaz, un sobreveedor consciente, un consejero oportuno, amigo leal, el conciliador experimentado, un fiel mayordomo de los bienes materiales de las iglesias y por sobre todas las cosas un verdadero hijo de Dios que se gozaba en escudriñar las excelencias de Cristo Jesús a quien conoció de cerca, amándole y sirviéndole y aceptando la dirección del Espíritu Santo, condiciones necesarias para la predicación del Evangelio y expansión de la iglesia de Dios.
Fue muy amplia la labor y más extensa todavía la influencia y reconocimiento que Jorge French ejerció no solamente en la obra en Rosario y alrededores, también guió congregaciones en Buenos Aires, provincia donde vivió sus últimos años.
Quedan como testimonio innumerables notas editadas en El Sendero del Creyente, del cual fue fundador y director, obra de invalorable consonancia y alcance.
El 10 de junio de 1955, el mismo Dador de la Vida, priva, en su insondable voluntad, a nuestras congregaciones de la presencia de este valioso hermano, humano al fin, pero iluminado por la Gracia y Sabiduría Divina, quien utilizó sus capacidades en pro de la evangelización, expansión y crecimiento espiritual de las iglesias en nuestro querido país.


"La esperanza del creyente en Cristo de gozar inmortalidad, o vida eterna, no se limita al conocimiento de que su alma va a disfrutar, después de la muerte del cuerpo, de ese estado tan precioso con el Señor, sino que incluye la seguridad que tendrá un nuevo cuerpo, un cuerpo perfecto, inmune de todo aquello que sea opuesto a la santidad de Dios."

Jorge Herbert French

Texto seleccionado y adaptado de "El Sendero del Creyente"