Porque no nos predicamos a nosotros mismos, si no a Jesucristo como nuestro Señor, y a nosotros como Sus siervos por amor de Jesus. 2 da. Corintios 4:5

sábado, 9 de febrero de 2008

SANTIAGO COSTA

Se convirtió a mediados del año 1918, emprendiendo lo que fue una corta pero intensa carrera en la obra en Barrio Ludueña.
Luchando con la indiferencia de su familia, Santiaguito y su madre doña Santa Esperanza, unieron sus fuerzas para brindar sus mejores dones al servicio del Señor. Su celo por las almas sin Dios, los motivo ofrecer una sala de su casa para comenzar la obra, y así el 2 de octubre de 1921 nacía la primera Escuela Dominical en Barrio Ludueña.
Pero para Santiaguito (así lo llamaban cariñosamente sus hermanos en Cristo, dada su pequeña estatura) animado por el fruto que el Señor mostró, redobló sus esfuerzos y con su madre decidieron donar un amplio terreno, en el cual se construyó una casilla con madera de cajones.
En este humilde lugar Dios mostró su gracia, con un fruto mas que reconfortante para Santiaguito, conocieron a Cristo su padre, cuatro hermanos, un cuñado, tíos y primos, lo cual demostró que su trabajo no era en vano.
Pronto ya el espacio escaseaba dada la demanda, ya que los niños llevaban a sus mayores, de modo que en poco tiempo se pudo construir un salón más grande y cómodo.
Lo que pareció ser una vida prometedora colmada de triunfos y buenos frutos, se vio truncada, cuando a los 28 años de edad, Santiago Costa fue llamado el 1 de marzo de 1931, a un servicio superior, en la presencia del amado Salvador.
Santiaguito dio sus mejores años al servicio, y a lo que consideramos lo mejor de la edad, el Señor lo invito a su último y celestial hogar.
No menos de cuatrocientas personas escucharon el Evangelio durante el sepelio de Santiaguito.
Una vez mas, la obra pierde un hermano, gran obrero fiel y su familia un hijo amado.

“Por lo que queridos lectores orad por la obra para que en algo sea reparada esta ausencia por otros siervos que Dios levante, tan fieles y útiles como fue nuestro amado hermano Santiaguito.”

(Texto extraído y adaptado de El Sendero del Creyente)