Porque no nos predicamos a nosotros mismos, si no a Jesucristo como nuestro Señor, y a nosotros como Sus siervos por amor de Jesus. 2 da. Corintios 4:5

lunes, 27 de agosto de 2007

DON JUAN FEDERICO COLEMAN

Nacido en Inglaterra, a los 19 años, en 1890, viene a la Argentina, (Rosario) con el solo propósito de hacer fortuna. Pero Dios cambia sus planes, y habiendose convertido en el Hogar de Marineros, todos sus esfuerzos y anhelos son volcados en favor de la evangelización de la Argentina. Contrae matrimonio con Ada Spooner, una de las hijas del misionero Jorge Spooner en el año 1900. Se congregan desde 1896 en calle Brown, y luego cuando esta se traslada a calle Salta 2339. En 1934 al fallecer su esposa se establece en Turdera (Bs. Aires), donde fallece a los 77 años de edad.
Texto escrito y puesto a disposición por Sara Nardi Ericsson de Ingledew


Después de varias alternativas y estadías en diversos lugares del país, escucho por primera vez de las cuestiones divinas en la Iglesia Anglicana de Rosario , pero fue recién cuando tuvo un real encuentro con el Señor cuando hizo contacto con la familia de don Jorge Spooner quien estaba al frente del Hogar para Marineros.
En aquel entonces se celebraban unas reuniones especiales de evangelización en ingles, dirigidas por el señor Grubb, y fue allí donde Federico Coleman, llego a conocer al Señor. Su conversión a Dios fue una cosa real y genuina, pues transformó su vida y la encauzó en el servicio para Dios y los hombres.
Desde muy temprano empezó a tomar parte en reuniones, ya en locales de predicación o en reuniones caseras, en Rosario, Carcaraña y otros pocos lugares donde se celebraban reuniones en aquellos años atrás, cuando las actividades de evangelización no estaban tan desarrolladas en estos lugares, y cuando los trabajos de hombres de fe y visión eran tanto mas apreciados.
En el año 1900 contrajo enlace con la señorita Ada Spooner (hija de don Jorge Spooner). De este matrimonio nacieron seis hijos: Susana, Federico, Francisco, Lily, Gerardo y Leonardo. La primera y el ultimo murieron a muy corta edad. Se destacaron por sus capacidades y celo por el Señor lo que habla de la disciplina y temor de Dios que sus padres supieron inculcarles.
Por muchos años don Federico vivió en Rosario, donde trabajó en el Ferrocarril argentino hasta jubilarse, escalonando diferentes cargos lo que hizo posible granjear los costos de estudio de sus hijos.
Su tiempo libre lo invirtió en visitar enfermos, predicar el evangelio y entrevistar hermanos con solicitud de bautismo.
Su hogar siempre estuvo dispuesto para los creyentes viajeros que estaban de paso por Rosario. Siempre estaba listo para dar una mano en la obra del Señor donde fuera solicitado.
Sus últimos años los paso con su hijo Francisco, en Temperley.
Fue allí donde el día 1° de noviembre de 1948 recibí el telegrama de su hijo Federico, en el cual imaginaba oír su voz con la ternura que le es característica, diciéndome: "Papa durmió en el Señor..."


(Nicolás Doorn, texto seleccionado del Sendero del Creyente)